El tratamiento de los signos y síntomas conductuales de la demencia debe incluir intervenciones farmacológicas y no farmacológicas. Actualmente no hay tratamientos para estos trastornos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos. Se debe utilizar el mejor juicio para identificar los síntomas dominantes y hacerlos coincidir con la clase de fármaco más relevante. La implementación de intervenciones no farmacológicas antes del desarrollo de síntomas neuropsiquiátricos puede prevenir los desencadenantes relacionados con un umbral de estrés progresivamente reducido y, por lo tanto, es clave en el tratamiento de todos los pacientes con demencia.
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