El invierno lentamente entra en retirada dando paso a días más cálidos y largos. Esto último se potencia con el cambio al horario de verano que comienza este fin de semana. Se trata de una modificación que para algunos inyecta de energía, pero que en otros tiene fuertes consecuencias.
Una de las principales complicaciones pueden presentarse son trastornos del sueño, los que ya han aparecido gracias a la pandemia en muchas personas. Dificultad para dormir, el insomnio, o incluso, la somnolencia excesiva, son cuadros que podrían agudizarse con el cambio de horario.
Eso también podría derivar en problemas de irritabilidad, hambre en distintos horarios, o dolores de estómago por no estar comiendo a las horas que estábamos acostumbrados.
En general, los expertos entregan algunos consejos en común, pensando en quienes ya tienen problemas de sueño, y que quizá se incrementen con la pandemia.
– No compensar con siestas: Es importante recordar que una siesta nunca debe superar los 30 minutos, pero de todos modos la recomendación es evitarlas pues pueden provocan un desajuste aún mayor en el proceso de adaptación a un nuevo horario.
– Reducir el consumo de bebidas estimulantes: Para ello es recomendable evitar el consumo de café y alcohol durante los días previos al cambio de hora, así como bebidas colas, energéticas y azúcares.
– No cenar demasiado abundante: Priorizar la ingesta de alimentos livianos y evitar las cenas pesadas o demasiado abundantes. Tratar que la última comida sea al menos unas 3 horas antes de ir a acostarse. Con esto evitamos que el proceso de conciliación del sueño sea interrumpido con el proceso de digestión.
– Adiós a las pantallas en la pieza: Las pantallas generan una luz azul que puede interferir en nuestro proceso de sueño, por lo que la recomendación es sacar la televisión de la pieza y evitar utilizar el celular antes de acostarse. Otra opción es utilizar programas que cambien el espectro de emisión de la luz de los dispositivos electrónicos desplazando la emisión de la luz azul y verde hacia el amarillo, anticipando el momento del sueño.
– Practicar ejercicio físico moderado: El deporte sin duda es algo positivo para nuestro cuerpo, pero es ideal que su práctica sea durante la mañana o las primeras horas de la tarde. Es importante evitar realizarlo en la noche pues eleva la temperatura de nuestro cuerpo y acelera nuestras pulsaciones, dificultando la conciliación del sueño.
– Si no podemos dormir, no mantenerse en la cama: Si cuesta conciliar el sueño o estamos con insomnio, lo mejor es levantarnos de la cama, cambiar de ambiente y hacer algo que no requiera mucha concentración para volver a inducir el sueño.
– Establecer un horario fijo y regular de sueño. La diferencia de horas de sueño entre fin de semana y semana no deben ser superior a una hora en niños y dos horas en adultos.
– Asegurarse que el ambiente para dormir sea silencioso
– En lo posible, mantener la temperatura de la habitación entre 18-21 grados.
– Ideal utilizar la habitación únicamente para dormir, descanso y vida íntima.
Fuentes: